COROVAVIRUS Y PUEBLOS INDÍGENAS


Chihuahua, Chihuahua a 31 de marzo de 2020
Patricia Martínez

Qué es eso que todos nombran COVID 19 para los pueblos indígenas en el Estado Grande: entre la precariedad y la pobreza.

En Chihuahua hay 104 014 personas mayores de 5 años que hablan alguna lengua indígena, lo que representa 3% de la población total de la Entidad (INEGI 2010), pudiendo haber un porcentaje superior pues hay indígenas que no hablan la lengua pero que se auto adscriben como tal.

Ft. Internet
Los pueblos y comunidades indígenas habitan ancestralmente en 20 municipios de la Sierra Tarahumara, sin embargo, la migración interna los ha llevado a asentarse en las ciudades principales del estado como: Hidalgo del Parral, Delicias, Cuauhtémoc, Chihuahua y Ciudad Juárez, movidos por la búsqueda de fuentes de empleo, estudio o por desplazamiento forzado. También habitan en Chihuahua pueblos de otros estados del país como Oaxaca, Puebla o Estado de México. Podemos hablar de una población indígena diversa, tanto en contexto territorial como en usos y costumbres.

La desigualdad social enmarca la vida de los pueblos indígenas de Chihuahua lo cual no es distinto a los demás pueblos indígenas del mundo pues los cobija la sombra del racismo. Esta situación ha quedado al descubierto ante la realidad de emergencia global que trajo consigo la pandemia por el CORONA VIRUS mejor conocido como COVID 19.

Para poder hablar de la situación que viven los pueblos y comunidades indígenas se debe analizar las diferencias contextuales que marcan las formas de afrontamiento de lo que el COVID 19 representa.
A casi tres semanas de proliferación de la alerta por el COVID 19 en el territorio nacional, los pueblos de Chihuahua hablan “sabemos que hay algo, que algo está pasando pero no sabemos bien que es”, “acá eso no va a llegar”.

Más allá de las medidas emitidas por las autoridades se hace necesario revisar el contexto de desigualdades y pobreza en las que viven, analizar como esas medidas están siendo atendidas por las diversas poblaciones indígenas. Una vez más, el Estado en aras de la seguridad nacional ignora la pluriculturalidad y la pertinencia cultural; en este sentido el mensaje de goce del Derecho a la Autonomía de los pueblos Yoreme en Sinaloa y la nación Yaqui de Sonora de no cancelar sus celebraciones tradicionales irrumpen la apuesta de la estrategia nacional de aplanar la curva, posicionando la cosmovisión y cosmogonía que los hace ser pueblos y quizás como símbolo de resistencia ancestral ante el colonialismo.

Mientras tanto en Chihuahua:

-          En la frontera norte
Específicamente en Ciudad Juárez los pueblos indígenas habitan en asentamientos o colonias periféricas, la principal actividad económica es la industria maquiladora o la venta de artesanías, lo que representa vivir al día, con salarios precarios y condiciones laborales medianamente aceptables, el acceso a servicios de salud es incipiente o nulo. Las medidas que las empresas maquiladoras de cierre parcial o total representa el desempleo de personas indígenas que ahí laboran; el cierre de negocios comerciales y cierre parcial de la frontera con Estados Unidos representa para los artesanos o comerciantes ambulantes indígenas el dejar de percibir el diario para subsistir.
El acceso a la información sobre la pandemia se ha sujetado a lo que las autoridades a través de medios de comunicación han difundido, aunado a algunas visitas de personal institucional de la Comisión Estatal para Pueblos Indígenas (COEPI)  ha hecho a algunos núcleos de población indígenas como los asentamiento tarahumaras. Aun con estas formas de informar, algunos dicen no entender lo que está ocurriendo y porqué las medidas, algunos otros se encuentran escépticos de tal situación y lo visualizan como un mandato sin razón de las autoridades que les impide laborar y realizar su vida normal.

-          En asentamientos urbanos
En ciudades receptoras de jornaleros indígenas como Cuauhtémoc y Delicias la emergencia pone al descubierto las condiciones infrahumanas en las que laboran los jornaleros agrícolas, con salarios bajos y condiciones de hacinamiento, servicios sanitarios deficientes donde sin duda la aplicación y seguimiento de las medidas emitidas por las autoridades sanitarias no podrán ser seguidas a cabalidad, si no se obliga a los empleadores a hacerlo.
En la ciudad de Chihuahua existen asentamientos indígenas ubicadas en colonias periféricas como punta oriente o vistas cerro grande. Lxs indígenas trabajan en maquiladoras, trabajadoras del hogar o venta de artesanías en la vía pública principalmente, un número reducido que corresponde a indígenas con preparación profesional laboran en empresas, instituciones u otros. Los salarios son mínimos, la mayoría vive al día, las medidas de algunas de las empresas del sector maquilador fue el cierre y enviar a sus casas a algunos con sueldo del 50% o en algunos casos se les aceptó la “renuncia voluntaria” o despidió, se cerraron comercios y a los artesanos se les retiró de sus espacios de venta, esto representa volver a casa sin lo mínimo para pasar la cuarentena. Las trabajadoras del hogar algunas siguen laborando, exponiéndose así al posible contagio.

-          En comunidades serranas
Zona de alta marginación y con servicios de salud incipientes hasta para la atención básica es sin duda la región más vulnerable ante la pandemia, para las comunidades alejadas de las cabeceras municipales el acceso a la salud es complicado, en la región existen dos hospitales generales ubicados en Guachochi y Guadalupe y Calvo, hospitales que generalmente operan sin el total de personal para brindar servicios. Región con una dispersión poblacional que hace muy lenta y a veces imposible que la información fluya de manera oportuna  en tiempo real.  Allá, las celebraciones de semana santa han sido canceladas en algunos centros ceremoniales como Norogachi. Las actividades económicas dependen de la agricultura, explotación forestal y algunas zonas la artesanía y el turismo, lo cual indica que se vive al día y sin seguridad social en la mayoría de los empleos remunerados. En las comunidades indígenas la organización tradicional guía en gran medida la vida comunitaria. Ante el desafío del COVID 19 se contraponen las prácticas ancestrales de curación y sanación con la medicina tradicional, además de la desconfianza que se tiene del Estado como ente de dominación y exterminio. El analfabetismo que impera en la zona es un impedimento para acceder a la información que puedan emitir las autoridades. Además de conflictos territoriales que les impiden tomar medidas de quedarse en casa, pues con ello ponen su vida en riesgo. La pobreza que azota a gran medida de las comunidades indígenas desemboca en que tengan que salir en busca de empleo a las ciudades.  Uno de los sectores más afectados fue la de los niños que viven en albergues pues a ser cerrados los obligan a regresar a sus hogares y que el alimento que al menos tenían seguro, ahora no lo tienen. La incomunicación de la zona hará difícil el reporte en caso de que se presenten casos graves.
Es importante destacar que la Sierra Tarahumara es un destino muy visitado en semana santa, tanto por turismo, local, nacional e internacional. Y que es también el sitio a donde viajaran las personas que han enviado a casa en las ciudades.
Es una zona que a pesar de incentivar la agricultura, esta no es suficiente para asegurar la soberanía alimentaria por lo que es dependiente en gran medida de los productos procesados que llegan de fuera, al aumentar la población el desabasto puede ser una consecuencia eminente, aunado a la posible importación del COVID por parte de los viajeros.

-          Apreciaciones sobre las medidas y disposiciones estatales y nacionales ante la pandemia
Bajo la consigna de quedarse en casa, en condiciones de pobreza y hambre deberá ser repensada cubriendo el Estado la necesidad básica de garantizar la alimentación para este sector de la población, ya que quedarse en casa sin tener seguro lo que vas a comer representa lo mismo que salir y exponerte al posible contagio.
Distanciamiento social, es orillar a los pueblos a suspender parte esencial que es su colectividad y oralidad. Apelar también  a las formas de resilencia que los pueblos tienen ante estas contingencias.
Confinamiento social en contexto de múltiples desigualdades que debe contemplar el hacinamiento de las viviendas en las ciudades.
Creación de materiales de difusión culturalmente adecuados para difundir la información ha resultados poco efectivo, no es que no llegue la información, sino el contexto de desigualdades no permite su seguimiento puntual. También que a veces resultan poco entendibles para ciertos pueblos. Se deberá considerar la intención comunicativa que cada material tendrá en los pueblos, el cual debe ser de no acrecentar el pánico, sino de concientizar acerca de lo que ocurre.
Las caravanas de entrega de alimentos por parte de las dependencias gubernamentales deberá hacerse sin focalización, sino parejo para así mitigar las migración y la movilidad intercomunitarias.
Finalmente, que exista comunicación y una política transversal entre los tres órdenes de gobierno para que los apoyos lleguen a todas las familias que lo necesiten y evitar que los apoyos sigan llegando, tres veces, a un solo grupo. 

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