Decir que los jóvenes migrantes son responsables de
recuperar su “identidad indígena” me parece una exigencia difícil de asimilar
ya en el contexto y en las circunstancias en las que viven hoy día. ¿Cómo es
posible que ahora mi papá me pida que le hable en el idioma si fue él mismo
quien me prohibió con reglas estrictas pronunciar una sola palabra en mixteco?,
¿Cómo es posible que en mi primaria mi maestra me diga que es de orgullo portar
la ropa del pueblo si fue ella misma quien no me dejaba entrar por no venir “presentable”
a la escuela?, ¿Cómo es posible que ahora los organismos gubernamentales y no
gubernamentales me propongan y a la vez me exijan que salvaguarde y fortalezca
la cultura indígena si fueron ellos los encargados de menospreciarme y de
excluirme por representar al pueblo Mixteco, Otomie, Nahuatl, Mazahua, etc…!
¡Ya sé! vas a
decir que los tiempos cambian y que ahora todo es diferente, vas a decirme a mí
que esto que me resulta contradictorio ya no debe ser más y que ahora lo que
toca hacer es trabajar y proponer ideas para recuperar esa “identidad perdida”
que vale mucho y que es motivo de orgullo para la nación mexicana.
Con que atrevimiento me exiges y me responsabilizas
por no conservar la lengua y por no usar huipil y rebozo si hace diez años me perseguías
y me señalabas por tener estas diferencias. ¿No te parece egoísta echarme la
culpa ahora de algo que tú causaste y promoviste con tanto fervor?
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